No todo el mundo se va!

Estaba sentado leyendo las noticias cuando me percaté de que una de mis hijas lloraba profundamente en su cuarto. No habían peleado, no se había caído, no se le había roto ningún juguete....y cuando fuí a acompañarla una grandísima tristeza me arrugó el corazón. Su llanto no era más que la herida grande que el máximo imbécil de este país le ha podido causar a un niño. Sus lágrimas y sollozos venían por la partida de sus dos mejores amigas hacia otro país, hacia el país que los que aún somos personas llamamos nuestro país hermano, Colombia.

Ella me decía entre cortes de su respiración pues no podía contener su llanto, que no entendía porque el presidente (escrito al propósito en minúsculas) era el culpable del viaje para siempre de sus amigas más íntimas. Había en ese momento que sentarse a explicar una presentación oral de una tesis de grado para recibir un Doctorado con especialización en Psicología Infantil, gracias al imbécil mayor que tenemos por dictador.

Lo único que logré hacer fue calmar sus lágrimas pues sentados frente al computador y gracias a la magia de Google Earth, pudimos viajar por unos minutos desde Caracas hasta Bogotá sin presentar nuestros pasaportes y pasar por la tragedia y la humillación de pedirle los malditos dólares a Cadivi. Se dió cuenta que sus amigas van a estar ahí muy cerca y que no importa lo que pase, hay una amistad que siempre las unirá, por más pequeñas que sean ahora, la amistad que las une es una muy grande y que el imbécil mayor no puede deshacer.

Quizás estas separaciones nos hagan crecer como un pueblo más maduro, sin habladeras de pistoladas y enfocados en resguardar nuestras familias, nuestra nación, nuestros trabajos y sobretodo nuestro porvenir.

El imbécil mayor cree que deshace las almas cuando se impone con su inflada arrogancia y su desagradable físico todos los domingos y a la hora que le da la gana para entorpecer los planes de cada venezolano. Pues se equivoca, y mucho, ya que lo único que ningún ser humano puede eliminar es la amistad, las almas, el amor, el intelecto, la mente y el ser.

Por eso es que sigo y seguiré siendo optimista, pase lo que pase, teniendo fe y pasión por proteger a mi familia y mi trabajo.

Por lo pronto, hablar y explicar a mis hijas que la amistad es un gran tesoro que nadie puede destruir, y que gracias a las grandes mentes de los países desarrollados contamos hoy con la posibilidad de mantener el contacto con nuestros más queridos amigos.

No todo el mundo se va, hay muchos que se quedan, y en algún momento todos nos volveremos a encontrar en un país sano, normal, tranquilo, sin peleas, sin ofensas, sin calamidades ni injusticias, para volver a jugar con nuestros amigos como siempre!

ANIMO!