martes, 1 de febrero de 2011

¿Pero todavìa dudamos de que estamos mal, muy mal?


El retroceso està pegado con el acelerador. Parece una cosa absurda pero es asì. Nuestro paìs sigue en un declive que hace unos años, uno de esos economistas inteligentìsimos del IESA referìa como "un barril con fondo lejano". Pues aquì estamos, seguimos en el abismo rumbo ya no se a donde, a mi en lo personal me da pena inferir algùn destino para esta naciòn.

Lo cierto es que la realidad de nuestro pobre y violentado paìs es cruda, anormal, paradòjica, intermitente, llena de irregularidades, mas aùn se da uno cuenta cuando sale del bochinche venezolano para algùn sitio fuera de aquì. ¡Epa! no soy tan imbècil como para comparar chicha con limonada, no me refiero al Imperio, me refiero a nuestros paìses hermanos, bolivarianos mismos, con la gente muy parecida a nosotros, quizàs con razgos mas europeos en unos, en otros absolutamente indìgenas, otros mas "afro-descendientes" (para no herir las susceptibilidades de los que se creen ahora dueños de la palabra y la historia), pero en fin, muy igualitos a nosotros.

Recientemente en Buenos Aires, la capital de la Dama del Botox, me "caìa la locha" de lo que esa mujer y su difunto esposo han hecho por el paìs del sur. Llega uno al aeropuerto, nada muy distinto al nuestro pero con un Duty Free lleno de fragancias del imperio, de esas que le gusta tanto a las diputadas rojitas que se ufanan tanto del capitalismo, y de otros cientos de productos que ponen a los viajeros furtivos y pastorales a dejar los centavos en la caja registradora de Mrs. Botox.

Llegando a la capital la comparaciòn con nuestra urbe caribeña se pone aùn peor, es màs dràstico el cambio para uno, pues las avenidas, anchas, grandotas, sumergidas entre boscosos parques llenos de gente sentada leyendo (si! la gente lee ahì sentada sin que la asalten!), otros tomando fotografìas para su curso de verano, otros màs paseando mientras hablan por sus Blackberrys sin temor a que llegue el choro de turno y se lo arrebate con un plus de un tiro en una pierna por solo haber sido tan idiota como para haber hecho semejante estupidez, y asì cantidades de almas simplemente caminando sin temor alguno y viendo hacia adelante (no como nosotros que cuando caminamos por la calle parecemos pajaritos en jaula viendo hacia todos lados por temor al pana choro).

Mi depresiòn es màs profunda cuando observo con detenimiento la asombrosa arquitectura de la capital de una naciòn que fue bien llamada la Suiza del Sur. La reminiscencia de un paìs pròspero quedò grabada en los grandes y opulentos edificios que ahora guardan a las embajadas de los paìses con los cuales nuestro Mono Rey ha decidido pelear en su gesta emancipadora. Mas allà el Cementerio de La Recoleta, resguardando la tumba de Evita Peròn (nada que ver conmigo màs allà del play de Sir Andrew Loyd Webber), que realmente no me pareciò nada impresionante en comparaciòn con el resto de los mausoleos que se adueñaron de ese pedazo de tierra bonarense.

No podìa faltar la visita a un supermercado para hacer mi comparativo aùn màs dramàtico. Carrefours, Jumbos, Walmarts y un sin fin de tiendas e hipermercados dispuestos a satisfacer todas las necesidades y requisitos de los argentinos. Precios, ofertas, promociones, pagos con tarjetas de dèbito, crèdito, pre y postpagadas, con financiamiento del propio local o del ente financiero que te de la gana. ¡Que estrès, dirìa cualquier normal capitalista!

Y llego a la terrible y temida conclusiòn: ESTAMOS VUELTOS MIERDA POR CULPA DE UN GRUPITO DE INCAPACES INTELIGENTES QUE SE HAN ADUEÑADO DE NUESTRA NACIÒN COMO LES HA DADO LA GANA, y somos tan tarados que no tenemos las bolas para parar el guiso campeante porque nos da miedo enfrentar al "panita" de toda la vida que por amor a su familia ha tenido que sentarse en la misma mesa con algùn malandro rojito que con saña le ha propuesto comprarle el alma a cambio de una casota con 3 carros y mujer de servicio en pleno BOCA RATON.

Como en cualquier visita que hago en la ciudad o pueblo que me encuentre, mi parada ante la iglesia que encuentre es obligatoria; rezo por mi familia, por mi matrimonio, por mi trabajo, por la empresa en donde hago vida todos los dìas, por mis amigos y sus familias, y unos 10 minutos màs tarde cuando la procesiòn de gente que pasa por mi cabeza y corazòn ha cesado, es que pido por Venezuela y termino dicièndo: ¡Panita, Dios mìo, hey! Èchanos una manito vale! Ya entendimos el mensaje, pero no nos hagas seguir pagando justos por pecadores, te prometo que vamos a trabajar todos juntos y haremos borròn y cuenta nueva..., bueno, pero con los malandros presos y los normales en libertad!

Amèn.